miércoles, 28 de marzo de 2012

GNOCCHI DE PATATA CON SALSA HUANCAÍNA Y PESTO


Hace unos días Gastón Acurio colgó en Twitter un mensaje con mucha gracia, como acostumbra, en el que sugería hacer unos ñoquis con salsa huancaína --una de mis salsas preferidas-- y un poco de pesto. La receta la encuentras aquí

Pensé al leer el twit que el pesto iba a ahogar un poco los aromas del ají amarillo, pero la única forma de saberlo era probar, así que me he puesto hoy a cocinarlo. He de decir que no, que el pesto no ahoga nada la salsa, más bien la realza y, además, el pesto es una salsa única para acompañar pasta y el ñoqui es pasta, con patata, pero pasta.

El resultado de la idea es una combinación de sabores y texturas ganadora, porque esta salsa acompaña muchas veces la papa, la patata, que es tan suave y harinosa cuando está cocida como el ñoqui que, sin embargo, es de textura más delicada. El pesto da el mismo contrapunto de sabor intenso que dan las aceitunas en las papas a la huancaína.




Lo primero de todo es hacer la masa de ñoquis --gnocchi en italiano-- con patata y harina, porque tiene que reposar un rato. Luego les das forma haciendo unos rollitos con la masa que cortarás en porciones tamaño ñoqui, para darles forma al final sobre la tabla especial para ello, o con un tenedor. Para la receta pincha aquí

Esta es la tabla de hacer ñoquis --yo la compré en la Puglia-- pero seguro que encuentras algún utensilio que te sirva o se la encargas al carpintero del barrio --que aún quedan algunos.

De todos modos siempre puedes preparar el plato con ñoquis de patata comprados en el mueble de pasta fresca del supermercado o en tiendas especializadas en pasta fresca italiana.



Lo siguiente es hacer la salsa huancaína. La receta la encuentras aquí
Los ajís amarillos peruanos para esta salsa son difíciles de encontrar en nuestro país, pero de vez en cuando das con ellos y entonces es una fiesta. No son rocotos ni limos. A veces se llaman ají de escabeche. Tienen un aroma como a mango, frutal, un color precioso, amarillo anaranjado, dorado y un picor suave, delicioso.

Esta receta la aprendí de una amiga peruana, Cata, que la hace de maravilla. A mí me gusta así, con el ají crudo, no sofrito, y con queso fresco, como creo que aconsejaba Acurio, mejor que más fuerte o seco. No le añado pan ni galletas saladas --como me han dicho otros amigos peruanos que hacen, para espesar-- porque no me gusta demasiado densa ni gorda ninguna salsa, pero mucho menos cuando va a acompañar un plato harinoso como el ñoqui o la patata. De todos modos, si quieres darle un toque más denso, sin pasarte, basta con que añadas al vaso de la batidora cuando hagas la salsa huancaina una punta pequeña de una de las patatas que te servirán para la masa, mucho mejor y más fino que pan.


La receta para el pesto la encuentras aquí en otra de lasaña a la genovesa, muy recomendable también, que se hace con pesto y parmesano entre las capas de pasta, sin carne ni ninguna otra cosa, para dorarla el horno con aceite un momento. Una delicia que sorprende.

Al final hierves los ñoquis, los pones en la fuente o los platos calientes y viertes por encima la salsa huancaína, adornas con el pesto y con un poco de parmsano en láminas, en lascas. Cómetelo bien caliente, qué rico.

Pero si te quieres poner en plan clásico, siempre puedes hacer con la salsa huancaína las papas que ves aquí abajo. No están nada mal y es una manera de servir las patatas a temperatura ambiente ahora que se acerca el buen tiempo, como en ensalada pero con una salsa sin huevo. La receta la encuentras aquí






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