martes, 29 de mayo de 2012

TARTAS MONTADAS. II PARTE

En la imagen, una tarta ya terminada, forrada con mazapán de pistacho y adornada con glasa real


Esta entrada, continuación de una anterior en la que se daban las recetas con explicaciones de dos bizcochos para piezas montadas, va a tratar de cómo hacer tartas en casa con el pan di Spagna --el bizcocho blanco, del que encuentras una receta pinchando aquí-- para celebraciones con muchos invitados.Voy a explicar todo lo que hay que hacer para dejar los bizcochos preparados para cubrir con mazapán de pistacho, mazapán blanco, fondant o pasta de azúcar. Para todo esto último, como para las tartas de bizcocho de chocolate, colgaré nuevas entradas en unos días.

 Los bizcochos para la tarta puedes hacerlos capa a capa al estilo anglosajón --una de las capas de una tarta, foto de la izquierda-- o en una pieza para cortarla al medio, al estilo europeo continental, como verás en las imágenes correspondientes al almíbar para embeber bizcochos, más abajo.


 Las tartas con genovesa de chocolate irán en otra entrada. Pero antes de continuar voy a hacer algunas puntualizaciones elementales.

1.- Seguro que, si has programado una fiesta para mucha gente, tienes el frigorífico lleno de otros mil productos que necesitan refrigeración, de modo que en cualquier época del año es mejor pensar en una tarta rellena y terminada de modo que se conserve bien de la mañana a la noche de un día o de la noche de un día al mediodía del siguiente, sin refrigerar. Así se puede hacer una tarta excelente y sabrosa, natural, y disponer del resto del tiempo para terminar todo lo demás del banquete.

2.- Es mejor que pienses antes de comenzar el trabajo en los moldes que te van a servir para hacer el o los bizcochos. Seguro que tienes en casa lo necesario, pero siempre puedes aprovechar para renovar el utillaje y comprar, por ejemplo, un aro extensible, que te sirve para todo tamaño de bizcochos circulares, desde más de 30 cm hasta unos 12 cm, o, también rectangular extensible, que puedes agrandar hasta el tamaño de la bandeja del horno, en rectangular o cuadrado --son los dos moldes que tienes en primer plano en la imagen inferior. Los aros de montaje redondos de 12-14 cm o de ondas del mismo tamaño también te sirven como moldes para los bizcochos superiores, siempre muy pequeños --los tienes a la izquierda de la imagen inferior. Incluso hasta un molde en forma de corazón pequeño puede servirte para hacer una tarta tierna como un bombón --a la izquierda, abajo. También hay en la imagen --a la izquierda-- un molde fijo de 24 cm de diámetro, de aluminio recubierto de fibra de vidrio, del que también existen modelos de hebilla, que se desmontan para desmoldar con mayor facilidad. Este molde --y otros cinco más de tres tamaños en total-- tiene más de 30 años y sigue cumpliendo su función en mi cocina de maravilla.


3.- Lo que ya no es tan seguro es que tengas una bandeja tan grande y tan rígida como para sujetar una tarta de dimensiones y peso considerable --como la que puedes ver en el fondo de la imagen, de 32 cm de diámetro. Tampoco es un problema tan grande. En tiendas especializadas encontrarás bandejas rígidas en dos grosores, forradas de una capa plateada o dorada, algunas con remate ondulado. Si no tienes a mano una tienda de este tipo, sí tendrás una carpintería en donde te corten una tabla de 1/2 cm de las dimensiones que quieras, circular, rectangular o cuadrada. La puedes forrar de un papel de aluminio u otro papel del color que quieras y luego con film plástico bien ajustado. También la puedes hacer tu con un cartón rígido y grueso --como el que está justo encima de la bandeja más grande. Quedan muy aparentes. Piensa que la bandeja no debe sobresalir mucho del perímetro de la tarta, si es redonda.
4.- También debes buscar aros de cartón forrados de film metalizado --los tienes en cuatro tamaños en la parte derecha de la imagen, son dorados por un lado y plateados por el otro-- para colocar encima cada uno de los bizcochos de la tarta. Deben tener el mismo diámetro o medidas de cada uno de los bizcochos. Si fueran más grandes, recorta los aros al tamaño del bizcocho. Te facilitarán mucho el trabajo. Se encuentran en las tiendas especializadas, pero siempre puedes confeccionarlos tú con cartón delgado pero fuerte forrado de film plástico alimentario. El film que se vende para calentar alimentos en el microondas es más fuerte que el corriente y no se arruga tanto.
5.- Es muy útil disponer de una base que gire, si es posible con pie alto, aunque siempre puedes colocarla sobre una lata o una caja, sobre todo cuando están trabajando las tartas con manga pastelera. Así gira la tarta en alto, sin que te moleste la encimera. Pero si no la tienes, tampoco pasa nada. Yo tengo una pero no siempre la utilizo, porque es muy grande y a veces me molesta.

EL ALMÍBAR PARA EMBEBER LOS BIZCOCHOS
En la mayor parte de las tartas montadas hay que embeber los bizcochos con un almíbar que por lo habitual se perfuma con un licor o un aroma como vainilla, cáscara de limón, canela y aún otros, como agua de rosas o de azahar. Es imprescindible si la tarta tiene que esperar de una día para otro y el tiempo es muy seco. Encontrarás la receta pinchando aquí


Cuando el almíbar se haya enfriado, se embeben las capas de bizcocho con una cuchara, con una pipeta de repostería o una jeringuilla gruesa para ese trabajo.

En esta imagen ves un bizcocho mediano, pero todos se hacen igual. sean grandes o pequeños. Lo que sí es importante es que valores antes de embeberlos la textura que tienen para asegurarte de que van a soportar la humedad sin desbaratarse. En caso de que sean demasiado blandos y desmigados, deberás colocar la capa inferior del bizcocho en el círculo de

cartón apropiado a su tamaño antes de embeberlo. Para ello, untarás el círculo don el relleno, crema, glaseado, ganache, etc., y pegarás encima la capa inferior del bizcocho. En esta imagen verás un círculo con glaseado de albaricoque justo antes de pegar el bizcocho. No dejes que se enfríe y cuaje, porque no pegará bien.




 EL RELLENO Y EL FORRO DE LA TARTA

Una vez decidida la forma y tamaño del bizcocho, una vez que tienes hecho el almíbar del embebido, para que esté frío cuando lo necesites, es necesario pensar en el relleno que, como ya he dicho, es mejor que no necesite refrigeración. No tiene que confeccionarse con huevos, yemas, nata batida ni material muy sensible si no se va a consumir de inmediato y no se va a conservar hasta el consumo en frío.

CREMA DE FRANGIPANE
Es una crema de almendra muy rica, sabrosa, fácil, fácil de hacer y sin problemas de conservación de un día para otro, si puedes guardar la tarta en una habitación fresca de la casa. No tiene huevos ni nata, sólo un poco de leche, que se hierve para asegurar su perfecta conservación. Como es lógico suponer, se puede hacer con otros frutos secos, los propios del país, desde los coquitos o nueces del Brasil, las nueces pecanas hasta las nueces de Macadamia. Es cuestión de probar, pero como se hace con almendra, y la llamé frangipane.. Pincha aquí  para ver la receta.

 A mi me gusta perfumada con extracto de vainilla, pero se puede perfumar también con esencia de almendra amarga, agua de azahar, ron, brandy u otros destilados--estos últimos aromas siempre que no haya niños en la fiesta. Aprendí a hacer esta crema de una amiga austriaca. Ella decía que era muy tradicional de la región de Viena y que también puede hacerse con avellana un poco tostada y, yo la hago también, queda igual de rica.


GLASEADO DE ALBARICOQUE
Este glaseado es ideal también para rellenar las dos capas de un bizcocho o de  todos los que compongan una tarta y luego cubrir el bizcocho ya montado.

La mermelada de albaricoque que es la base del glaseado se pasa por un colador fino, con la ayuda de una cuchara o de la mano de un mortero ¡que no tenga olor a ajo, por favor!. Luego hay que cocerlo un poco al fuego con azúcar, agua y zumo de limón, hasta que quede como aparece en la receta, a la que puedes acceder pinchando aquí
Si no se dispone de mermelada de esta fruta, es necesario buscar una de un fruto con altos niveles de pectina en su composición --todos los que sirven para hacer jaleas y lo que llamamos "carne" de tal o cual fruta, como el membrillo-- y color blanquecino o anaranjado, que es lo que permite hacer el glaseado que cubra, impermeabilice y no añada color oscuro. La grosella también valdría, pero es de color rojo intenso y su sabor no es tan refinado como el del albaricoque. 

MONTAJE BÁSICO DE UNA TARTA CON CREMA DE FRANGIPANE

Una vez que las dos capas del bizcocho de una tarta estén embebidos con su almíbar y, si es necesario, la base en su círculo de cartón, llega el momento de rellenarla con la crema.

 Se extiende una capa uniforme de crema hasta los bordes del bizcocho inferior --no te preocupes de que se salga un poco por los bordes, luego te servirá para cubrir los laterales y evitar que queden huecos vacíos que deformarían la tarta. Si aún no está sobre su círculo de cartón, es el momento de que la pegues.



A continuación cubres la parte superior de la tarta con crema y comienzas a cubrir los laterales, con una espátula de pastelero muy flexible, que es como se trabaja bien. Aprovecha para enderezar el bizcocho superior si, como se ve en la foto, se te está inclinando hacia la derecha ¡o la izquierda!.


Debe quedar así. La terminación de la de la imagen no es muy cuidadosa, porque esta tarta luego va a ir cubierta con mazapán de pistacho.
Si quieres que la crema de frangipane sea el adorno final de la tarta, sin cubrir de mazapán, remátala con más cuidado e incluso adórnala con manga pastelera como quieras. Haz entonces un poco más de crema frangipane. Ahora sólo le falta el mazapán por encima.

MONTAJE BÁSICO DE UNA TARTA CON GLASEADO DE ALBARICOQUE

Como en el caso anterior tienes que partir de un bizcocho en dos capas o partido al medio a lo ancho, embebido en almíbar y sobre su base de cartón.

Lo rellenarás con los restos del albaricoque, un poco de glaseado y, una vez reconstruido, lo cubrirás con el glaseado de albaricoque.
Déjalo secar muy poco antes de poner encima el mazapán o la cubierta que vayas a utilizar --como fondant o pasta de azúcar.

De todos modos y, para mejorar mucho tu técnica de montaje de tartas, de la que yo te estoy dando unas nociones básicas y mis recetas, puedes comprar el libro La Biblia de los pasteles, de Rose L. Beranbaum, que yo he traducido y del que encontrarás información pinchando aquí

domingo, 27 de mayo de 2012

LAS VERDURAS QUE SÍ ENCANTARÁN A TUS HIJOS

Es posible que tengas problemas para que tus hijos se inicien en el gusto por comer verduras y ensaladas. Si ese es el caso, no hay nada mejor que presentárselas de forma atractiva, sorprendente, que despierten su imaginación para que, así, las vean como algo apetecible, como así es. Voy a partir de recetas de lo más clásico pero con toques de nuestros días, unas veces para aligerar el conjunto, otras para dar sabores más modernos

Es importante que les impliques en el trabajo de hacerlas, aliñarlas y terminarlas. Seguro que les encantará enseñárselas al resto de la familia, a los amigos con los que después se las comerán, con gusto.


Esta ensalada, por ejemplo, va a entusiasmar a los pequeños. El adorno de las setas es una idea de alguno de los grandes recetarios de finales del XIX y principios del siglo XX, no recuerdo si de Escoffier o de Pellaprat. En la original, el pie de las setas eran huevos de codorniz cocidos, sobre los que se ponían tomates pequeños partidos al medio. Hoy los tomates cherry son demasiado pequeños para quedar bien sobre los huevos, como el sombrero de la seta, pero si se encuentran un poco más grandes, redondos, se puede poner un huevo debajo de cada medio tomate y ahorrarse los huevos cocidos de la ensalada y las yemas de los espárragos. Es lo más parecido al bosque de David el Gnomo que nuestros hijos hayan imaginado en algún momento, pero comestible y bueno. La receta la encuentras pinchando aquí

Tus hijos pueden ayudarte a terminar la salsa, a sazonarla a su gusto, a mezclarla con las verduras, a colocar los medios tomates sobre los espárragos o los huevos de codorniz, y a ponerles por encima el adorno de puntos que los convertirán en las setas del bosque. Todos esos trabajos no suponen utilizar utensilios cortantes o fuentes de calor. ¿Por qué no pueden hacerlos?. No mancharán mucho más que tu y puedes aprovechar para ir enseñándoles que no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia.

Su paciencia es infinita para las labores detallistas --seguro que a ti hacerlas te pone de los nervios. Ellos te permitirán terminar otras cosas de la comida. Lo pasarán genial y estarán distraídos un buen rato. Si luego se comen la ensalada con gusto, porque ellos la han hecho, miel sobre hojuelas.


El nido de verduras sobre el que reposan estos huevos encapotados con bechamel, empanados y fritos --una especie de croquetas fabulosas que les encantarán--puede ser más apetecible aún para los niños si les ayudas a ver en él algo más que unas tiras de verduras de las que lo mejor que dicen algunos es ........ aaggg. La receta la encontrarás pinchando aquí

Les puedes pedir que preparen la mezcla del aliño, puedes cambiar la receta para que la mezcla sea de su gusto --pregúntales al respecto y vete con ellos a la verdulería-- y puedes pedirles que elijan de tu estante de especias y vinagres, o de tu frigorífico, lo que les apetece echar en "su" salsa. Que ellos se sientan cocineros y no sólo comparsas que andan por la cocina.

Descubrirán que les gustan alimentos que ellos creían pura bazofia. Es un empujoncito para ayudarles a romper la inercia, a descubrir nuevos sabores que resulta que, para su sorpresa --no te empeñes, no te lo dirán, así que no intentes que lo digan-- les apetecen. Lo que importa es que comiencen a comerlos.


Qué me dices de esta quiche de bacon y champi. Ellos puedes ayudarte a estirar la masa, a ponerla en el molde, a cascar los huevos en un cuenco y a batirlos. Luego a echar la nata, la sal, la pimienta. Puedes acceder a la receta pinchando aquí

Puedes cambiar la combinación de sabores con distintas verduras y otros alimentos. Por ejemplo, brécol hervido y bien escurrido con salmón --unas sobras de otro plato o una rodaja del pescado que hagas en el momento --ellos pueden limpiarla luego con unos cubiertos de pescado, que no cortan.  O jamón de york o lacón ahumado con unas espinacas recién hervidas, muy bien escurridas y un poco picadas.

En rosatovar.net encontrarás muchas más recetas útiles para que tus hijos encuentren el gusto a comer verduras. Es cuestión de imaginación y de que les pidas a ellos que se devanen los sesos.

sábado, 26 de mayo de 2012

COMIDA EN KABUKI WELLINGTON


El día de ayer, 25 de mayo, mi hermana y yo disfrutamos de una comida fuera de lo común en la barra del Kabuki Wellington, viendo el trabajo que con tanto cuidado hacen Ricardo Sanz de Castro y su equipo. Algo memorable que quiero  dejar registrado aquí.

Puedes acceder a la página de Kabuki pinchando aquí

Nuestra comida comenzó con un aperitivo de calamares picantes y bien perfumados deliciosos, para abrir boca. Es necesario limpiar los aromas y sabores que dejan las guindillas en la boca. Nada mejor que unos trozos de melón y piña bien fríos, sobre hielo. Así de delicado es el trato que se le da al cliente en este templo del buen comer.

Un besugo en laminitas un poco picante y con su piel crujiente frita inició la tanda de platos. Después unos filetes de pez de hielo, de las profundidades del Antártico, de carne muy blanca, porque no tiene glóbulos rojos o eritrocitos en su sangre, nos explicó Ricardo. Un pescado muy sabroso. Un mero a la vasca, con su ajo frito y su sabor vasco inconfundible continuó deleitándonos.

De pronto saltamos a Italia, con un fideo con filetitos de sardina, un poco de botarga, una bocanada de frescor mediterráneo, una maravilla.


Una banda de rodaballos diminutos en tempura llegaron, crujientes, calientes, nadando en un mar de algas. Pudimos sazonarlos con tres sales, una con pimienta, otra con algas y una última con te verde.


La ventresca de atún, sabrosa como pocas, con sus migas de pan con tomate, un sabor increíble con texturas contrastadas.


El cocido sin grasa: un conjunto delicioso de garbanzos, fideos, nabo, zanahoria y el aroma un poco rancio de ese ingrediente, goma, que recuerda el rancio del hueso de jamón. Un cocido sin tocino, así que la "carne" era de atún. Ingenioso.


Un atún un poco aliñado con huevo roto y papas arrugás, como el que se ve en la foto. Las papas crujientes, el huevo roto, ambos calientes, el atún sabroso, fresco, bien frío, todo sazonado con sabiduría. Excelente.

No podía terminar semejante comida sin algo de arroz. Un poco de sushi con un chicharro bien macerado en vinagre de arroz, para comer con las manos, como nos decía Ricardo. Eso con las manos. Estaba muy rico.


¿Ha visto alguien un chocolate con churros más original? No creo. Los churros recién fritos, muy delgados y nada aceitosos, el chocolate caliente, acompañado todo de te verde y presentado ...... no hay más que ver la foto.


La cocina de Kabuki es una lección de ingenio y sabiduría, en la que surgen en equilibrio prodigioso con los otros ingredientes, los aromas orientales y los mediterráneos muy definidos, pero nunca en mezcolanza. Los detalles de presentación, a veces juguetones y siempre bien conjuntados, son guiños al comensal que le deleitan tanto como los sabores de los platos.

Esta lección se corrobora al final con la sencillez con la que Ricardo explica que sólo intenta hacer las cosas lo mejor que puede. Es la modestia de los sabios.

domingo, 6 de mayo de 2012

BIZCOCHOS PARA TARTAS. I PARTE

Es tiempo de fiestas y celebraciones, bodas, comuniones, fiestas de fin de curso o de estudios en las que se sirven tartas un poco elaboradas.

Cada día más la gente se va apuntando a preparar las tartas en su casa. La base de todas las tartas es el bizcocho y de su calidad, en gran parte, depende que la tarta sea pasable o que sea excepcional.

En esta entrada se incluyen dos bizcochos básicos para tartas, los que más gustan en nuestro país. Uno blanco y otro de chocolate. En otras entradas posteriores vendrán las explicaciones y recetas para montar tartas con ellos.

BIZCOCHO BLANCO O PAN DI SPAGNA



La receta de la masa de este bizcocho y las cantidades para uno de este tamaño las encuentras aquí

Muchos de los secretos que incluyo aquí para que los bizcochos queden bien los he aprendido en el libro extraordinario de Rose L. Beranbaum, La biblia de los pasteles,  del que soy traductora. Estas recetas no son de Rose, las he formulado yo con multitud de pruebas, pero muchos de los trucos para mezclar los ingredientes y hornear los bizcochos que encuentras entre estas líneas los aprendí traduciendo su libro. Luego los he ido aplicando a las recetas de la autora o adaptando a mis recetas. Con ellos conseguirás unos bizcochos perfectos.

La masa de este en particular, el Pan di Spagna, no es muy complicada de preparar. Queda mucho mejor con almidón de trigo solo o combinado con un poco de harina que con almidón de maíz y harina y, de hecho, el pan di Spagna de Génova se hace sólo con almidón de trigo --en las recetas de mi web encontrarás bizcochos de mezcla de harina y almidón y otras, como el maimón, de almidón de trigo solo. Quizás sea más complicado encontrar el almidón de trigo --fuera de la región nor-occidental de la península-- que elaborar el bizcocho. En algunas tiendas de productos ecológicos sí se encuentra y también en los establecimientos de calidad de productos orientales, porque lo utilizan mucho en la cocina.

Para las cantidades de este batido hay que disponer de cuencos o batidoras con cubetas un poco grandes. Siempre lo puedes hacer en dos o tres veces o tandas si tus utensilios son pequeños, y cocerlos de uno en uno en el horno. Te costará un poco más de tiempo pero no es más complicado y es la mejor forma de que te queden bien. Si el batido no ha alcanzado todo su volumen posible y hay que dejar de trabajarlo porque se sale de la cubeta, los bizcochos no quedarán como es debido y es muy probable que se chafen en el horno o al salir del mismo. Si, por el contrario, haces el batido para varios bizcochos pero los horneas por tandas, los que se queden fuera esperando no subirán bien y quedarán duros y poco esponjosos. Es mejor que prepares el batido que puedes hornear y, si es necesario, lo batas en dos tandas y lo hornees de igual forma en dos veces o más.



La foto no es muy buena, porque la máquina estaba batiendo y vibrando, pero sí puedes ver la consistencia del batido. En este caso y para el tamaño de la cubeta de una batidora fija estandar --de más de 5 litros-- el batido se ha hecho con 18 huevos de tamaño mediano. No cabría ni uno más. En este punto, que el batido esté muy subido y haga la cinta --mira más abajo para comprobar en qué consiste-- reside la esponjosidad final del bizcocho.


El siguiente punto importante es que se integren bien las harinas para que no bajen el batido. Suele ser útil retirar como la cuarta parte del batido --la puedes ver a la derecha de la cubeta-- para envolver las harinas con el resto del batido. Siempre es mejor que utilices unas varillas grandes o en forma de globo y con movimientos envolventes.


En este momento, en el que las harinas están ya casi integradas en el batido, es cuando hay que devolver a la cubeta el batido reservado, que sigue a la derecha de la cubeta.


Al caer la cuarta parte del batido reservado en el resto de la masa puedes observar lo que es la cinta. No cae, pese a ser un líquido, girando. Cae como una cinta, plano. Bueno sí, es cierto que hay que tener un poco de imaginación, pero es una cortina de líquido y no gira como lo haría un líquido.
Una vez integrados todos los ingredientes, rellenar sin espera hasta los 3/4 de su altura total los moldes o los aros de montaje preparados --engrasados con mantequilla y enharinados-- y meterlos en el horno ya caliente --a unos 175º C-- durante más o menos 25-30 minutos.

La función más adecuada, si tu horno la tiene, es la de convección, con el ventilador en marcha. Si tu horno no la tiene, calienta el horno a una temperatura mayor --220º - 240º C-- y en cuanto introduzcas el bizcocho, baja el termostato a 170º C. No abras el horno, en ningún caso, antes de los primeros 20 minutos o hasta que el bizcocho haya subido --cuando ya no está hundido en el centro y con aspecto de crudo. Si no tienes ventilador en tu horno, vigila al final de la cocción por si hay que colocar un papel de aluminio encima del bizcocho cuando las resistencias superiores comiencen a encenderse --porque la temperatura ha ido bajando-- y evitar así que se queme por su cara superior.

Si tu horno no tiene la función de convección es mejor que no intentes cocer más de un bizcocho grande en una misma hornada, es decir, más de una bandeja a la vez, a no ser que ya lo hayas hecho y tu horno cueza bien bizcochos en dos bandejas a distintas alturas. Sí podrías hornear 2 bizcochos pequeños en una misma bandeja o rejilla. Las mejor altura en el horno para cocer bizcochos es la del medio o de la mitad hacia abajo.

El bizcocho estará cocido cuando esté dorado, subido y resista en su centro la presión suave de la yema de los dedos.


Puedes hacer los bizcochos cuadrados, rectangulares o circulares o de la forma que quieras. También puedes hacerlos de diámetros escalados, de mayor a menor, para hacer tartas de varios pisos. O para hacer tartas con formas originales, recortando unos y otros. En estos casos son muy útiles los aros de pastelería. Para un particular, sin embargo, puede ser lo más útil un aro circular o cuadrado extensibles. Así se pueden cocer los bizcochos de uno en uno y en tamaños de mayor a menor. La mitad de la receta puede ser lo adecuado para el bizcocho mayor y la otra mitad --dividida en 2/3 y 1/3, para los dos menores. No olvides que una vez hecho el batido no puede esperar, tienes que hornearlo de inmediato. Por eso, si no te caben todos los moldes de una vez es mejor que prepares la masa en las tandas necesarias. Una mitad del batido, por ejemplo, para el bizcocho más grande, que se hornea solo, y otra mitad que puedes preparar y batir mientras se está horneando el primero. Así no desperdicias el horno ni consumes más electricidad de la necesaria.


En esta foto tienes 3 bizcochos circulares de tres diámetros distintos y uno de ellos con un defecto que deberás evitar. Se aprende más, en ocasiones, de los fallos que de los éxitos. Los bizcochos se cocieron en la misma bandeja en tres aros de pastelería. El que está como deforme, el más pequeño, estaba demasiado cerca de la puerta del horno, que es de convección. Las corrientes de aire del propio horno "empujaron" la masa hacia el centro del horno y el bizcocho se deformó. Al final tuvo arreglo, porque corté la capa superior y no hubo mayor problema, pero es mejor evitarlo en lo posible. No llenes con tantos bizcochos las bandejas del horno. Es mejor que los repartas en 2 bandejas o que hornees los más grandes en otra tanda. En mi caso estaba horneando bizcochos en un taller de pastelería y en estas situaciones el tiempo es crucial, hay que ir muy rápido para que se pueda cocer y montar las tartas.

De todos modos, es importante conocer muy bien el horno que se está utilizando. Este horno tiene un ventilador con mayor potencia que otros hornos caseros, y por eso las corrientes de aire hicieron ese trabajo de "peinado" de la masa cuando aún no estaba cocida del todo.

Una vez cocidos y fríos los bizcochos, recorta la parte abombada --será un desayuno o merienda deliciosa para los pequeños ¡y los mayores!-- y continúa con el trabajo.

Si no los vas a utilizar en unas horas, envuélvelos en film plástico para que no se resequen, sin apretar demasiado con el film y evitar así que se deformen.

Es necesario embeber este tipo de bizcochos de almidón de trigo con un almíbar. No se puede decir que sean secos, pero sí quedan mejor embebidos. También pueden servir para el desayuno, porque la miga y su consistencia se parecen mucho a las de los mojicones y están muy buenos "mojados" en el café o el chocolate. Resisten la humedad mucho mejor que otros, sin perder nada de cuerpo ni resistencia. Son muy esponjosos, no son duros ni densos.



GENOVESA DE CHOCOLATE


Con las mismas instrucciones que el pan di Spagna se elabora la genovesa de chocolate que se ve en la imagen. La diferencia más importante es que el chocolate fundido con la mantequilla y el agua se mezcla con la cuarta parte del batido retirado, como en el bizcocho anterior, para garantizar que la esponjosidad de la masa no se pierda al añadir la harina. Por lo demás, los huevos se calientan y se baten con el azúcar hasta subir mucho.

Es un bizcocho estupendo para tartas montadas de varios pisos y al mismo tiempo es esponjoso, jugoso y de sabor muy agradable. Se puede acceder a la receta pinchando aquí


Se puede servir como un postre, sin forrar ni montar como tarta, como se ve en la imagen superior espolvoreado con un poco de azúcar molido, o acompañado con nata sin batir y sin azúcar o con yogur y fresones u otras frutas .........

No es necesario --si va a servir para una tarta forrada y montada-- embeberlo con almíbar, como el pan di Spagna, aunque se puede hacer embebido, si se desea, o la tarta tiene que esperar más de un día antes de servirla.





viernes, 4 de mayo de 2012

¡COMIDA PARA QUE HAGAS --O HAGÁIS-- CON TU PADRE EL DÍA DE LA MADRE!

COSTILLAS DE CERDO CON SALSA BARBACOA, ENSALADA Y CRUMBLE DE PERA Y PLÁTANO. PARA QUE MAMÁ NO TRABAJE EN SU DÍA


¿Qué te parece?. ¿A que las costillas tienen un aspecto muy bueno?. Con salsa barbacoa, puré de patatas y alubias refritas. ¡Vaya festín!. No tardarás demasiado tiempo. Parte del trabajo --el más importante-- puedes hacerlo tu, parte tendrá que hacerlo tu padre, porque hay utilizar el fuego, el horno y los cuchillos. La receta la tienes pinchando aquí

Pero voy a darte una idea de lo que hay que hacer con fotos, porque así te será más fácil decirle a tu padre qué tiene que hacer él y cómo. Lo primero de todo, pídele que encienda el horno a 175º C, aunque es posible que ya esté caliente si has hecho el postre que luego verás.

 En un cuenco o utensilio que pueda ir al microondas tienes que cocer unos minutos los pimientos choriceros --imprescindibles para una salsa barbacoa. Pide ayuda a tu padre para que no corras el peligro de quemarte.
En el caldo que resulte tienes que meter las costillas, las verduras indicadas en la receta --tu padre las habrá cortado y preparado ya-- y los aromas. Si te gusta el picante, no olvides añadir una guindilla. Tu padre ahora volverá a introducirlo en el microondas.

Pasado el tiempo de cocción, tu padre sacará el cacharro. Deja las costillas en el caldo, para que no se resequen, y pasa todas las verduras --cuidado, no te quemes-- a un chino o colador, que habrás puesto sobre un cazo de casi el mismo ancho que la parte superior del chino o colador.


El siguiente paso consistirá en aplastarlas con una mano de mortero, de chino o una cuchara. Esto lo puedes hacer tú también.


Cuando ya haya pasado casi toda la sustancia de tomates, pimientos y otras verduras, añade un poco del caldo de cocción en el que están las chuletas para aprovechar lo que quede. También puedes hacerlo tú.

Pide a tu padre que coloque las costillas --aún estarán calientes-- en una fuente de horno. Riégalas con parte de la salsa barbacoa, luego con un chorrito de aceite y espolvoréalas con una pizca de azúcar. Pide a tu padre que meta la fuente en el horno caliente, hasta que estén dotadas y caramelizadas.


Mira qué aspecto más apetecible tienen las costillas doraditas. En la salsera pequeña que está al fondo puedes ver la salsa barbacoa --la misma que has pasado tú por el chino-- que terminarás tú solo siguiendo las instrucciones de la receta de las costillas.

Para acompañarlas, nada mejor que unas alubias rojas refritas, mira la receta aquí o, si prefieres, alubias blancas salteadas con tomillo, mira su receta aquí
Además, puedes hacer un puré de patatas. Tu padre lo pondrá a cocer y luego tú, con el estribo para purés o con un tenedor, harás el puré a tu gusto. Mira la receta aquí

No sé si te gusta más el puré al natural o un poco picante. Eso lo decides con tu padre. ¡Hay que tener en cuenta lo que le guste a tu madre!.

También puedes preparar patatas asadas con piel, envueltas en papel de aluminio y que servirás bien calientes, con tus costillas tan sabrosas.

¡Ahora habrá que desengrasar un poco este asunto!. Una ensalada de zanahoria y manzana puede ser una idea genial. La puedes hacer casi toda tú. Lavar las verduras, exprimir el zumo de limón, hacer el aliño y darle tu toque único, ayudar a tu padre con el rallado de las zanahorias, revolverla .... Ya verás qué rica está. Tiene algunos ingredientes difíciles de encontrar, pero en la receta verás cómo sustituirlos. La tienes aquí


Y para postre, un crumble de pera y plátano, dos frutas que te encantan, seguro, y a tu madre también. La masa puedes hacerla tú, luego colocar en la fuente de horno las frutas que ha cortado tu padre, pero .... Vayamos por partes.



 ¿Qué cara va a poner tu madre cuando vea en su plato semejante delicia? La receta la encuentras aquí

Lo primero que tienes que hacer para preparar este crumble es pedirle a tu padre que encienda el horno a 175º C, más o menos.

Luego, pesa la cantidad de harina, de azúcar, de almendra molida y mantequilla que encontrarás en la receta en una ensaladera o un bol. Si no tienes balanza, no pasa nada, porque puedes medir tus ingredientes con cucharadas, como te voy a decir:

 1 cucharada sopera rasa de azúcar equivale a 15 g. 
1 cucharada sopera con copo de harina, a 25 g
1 cucharada sopera con copo de almendra molida, a 20 g

Para calcular la cantidad de mantequilla que necesitas, sigue la escala que marca de 25 en 25 g el envase de muchas mantequillas o pídele a tu padre que te eche una mano.


Amásalos con las manos hasta que consigas un montón de granitos amarillentos que, si los aprietas en tu mano, se apelotonan ¿Los ves ahí abajo?



Mientras tanto, tu padre te ha pelado y cortado con un cuchillo las frutas. 
Las colocas en la fuente, las riegas con el zumo de limón y las ordenas para que queden bien planas --¡No las aplastes demasiado!.



Con cuidado vete poniendo encima la masa del crumble que has preparado y apriétalo con las palmas de las manos, con cuidado, sin pasarte. Espolvorea por encima un poco de azúcar. Te quedará así.



 Ahora tu padre meterá el crumble en el horno y le añadirá en su momento las almendras fileteadas. Al final, el crumble saldrá  del horno ¡Así!


Ahora viene la parte menos agradable. No hay más remedio que hacerlo. Recoge, friega o mete en el lavavajillas, con la ayuda de tu padre, todo lo que puedas al tiempo que cocinas y pídele a él que friegue él los cuchillos y los utensilios cortantes, calientes o peligrosos.

Pon la mesa bien bonita. Ocúpate de que tu madre no tenga que hacer casi nada en su día. Sólo disfrutar contigo, tus hermanos y tu padre del menú delicioso que has preparado.